martes, 23 de junio de 2015

Voy a renovar el tiempo, recuerdo
arrancar la mano del busto, y dejar el aroma del alma.
El dedo echó el alto,
en cuestión de segundos, me doy cuenta que me han puesto la mano entera en la boca y la otra en el cuello. Y yo, sin querer vomitar.
Que el ombligo recibe patadas con susurros vestidos de autenticidad, autenticidad de querer ...
Creyendo que la delicia es una forma de caricia.
Y yo, sin querer vomitar.
Y yo, sin querer vomitar.
Y yo, sin querer vomitar.

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